miércoles, 26 de mayo de 2010

POESÍA. "Carta a un desterrado", de Claribel Alegría (Nicaragua, 1924)

Claribel Alegría
CARTA A UN DESTERRADO

Mi querido Odiseo:
ya no es posible más,
esposo mío,
que el tiempo pase y vuele
y no te cuente yo
de mi vida en Ítaca.
Hace ya muchos años
que te fuiste.
Tu ausencia nos pesó
a tu hijo
y a mí.
Empezaron a cercarme
pretendientes.
Eran tantos,
tan tenaces sus requiebros
que, apiadándose un dios
de mi congoja,
me aconsejó tejer
una tela sutil,
interminable,
que te sirviera a ti
como sudario.
Si llegaba a concluirla
tendría yo sin mora
que elegir un esposo.
Me cautivó la idea
que al levantarse el sol
me ponía a tejer
y destejía por la noche.
Así pasé tres años;
pero ahora, Odiseo,
mi corazón suspira por un joven
tan bello como tú cuando eras mozo,
tan hábil con el arco
y con la lanza.
Nuestra casa está en ruinas
y necesito un hombre
que la sepa regir.
Telémaco es un niño todavía
y tu padre, un anciano.
Preferible, Odiseo,
que no vuelvas:

los hombres son más débiles,
no soportan la afrenta.
De mi amor hacia ti
no queda ni un rescoldo.
Telémaco está bien;
ni siquiera pregunta por su padre.
Es mejor para ti
que te demos por muerto.
Sé por los forasteros
de Calipso
y de Circe;
aprovecha, Odiseo.
Si eliges a Calipso,
recuperarás la juventud;
si es Circe la elegida,
serás entre sus chanchos
el supremo.
Espero que esta carta
no te ofenda.
No invoques a los dioses:
será en vano;
recuerda a Menelao
con Helena.
Por esa guerra loca
han perdido la vida
nuestros mejores hombres
y estás tú donde estás.
No vuelvas, Odiseo,
te suplico.


Tu discreta Penélope.

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